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Por analogía lo holístico, aplicado en comunicación, es una manera de construir una imagen global que utiliza todos los componentes del emisor. No es que cada punto de vista añada un aspecto en particular, no, sino que desde cada punto de vista se construye en conjunto la imagen del todo teniendo en cuenta un “prisma conceptual”. Así, si hablamos de “empresa inteligente”, “persona saludable”, “asociación de voluntarios”, “cualquier cosa sostenible”, “socialmente responsable”… estaremos utilizando conceptos que nos permiten ver el conjunto desde un punto de vista determinado. Cuantos más y mejores sean esos conceptos más riqueza tendrá la representación global de lo que hacemos, más matices que ayudaran a entender mejor esa imagen global.

¿”Holístico” es equivalente a “transversal”, “sistémico” o “integral”? Bueno, en el lenguaje común también podríamos utilizarlo como sinónimo, pero no es exactamente lo mismo. Lo “transversal” es algo que atraviesa y conecta distintos puntos de un sistema, “sistémico” es el que se da en un sistema de varios subsistemas o elementos interrelacionados, lo “integral” es aquello que comprende todos los aspectos ya dados o todas las partes necesarias para estar completo. Sin embargo, el pensamiento holístico al día de hoy sería la forma de pensar según la cual cada categoría significativa que se utiliza contribuye a la construcción de un todo y no puede dejar ninguna por fuera, por eso lo llamamos “prisma conceptual”.

Según el momento se ponen de moda determinadas etiquetas (creadas siempre como un elemento del mercadeo): empresa sostenible, empresa saludable, empresa inteligente… ciertamente podemos considerarlas como tendencias más o menos pasajeras que influyen por un tiempo y en alguna medida en la filosofía y cultura empresarial, dando luego paso a otras. Este fenómeno no aplica a la Holística, ya que su unidad no existe sin una de sus partes, esta es la diferencia real del concepto de holístico.

Como consultores en comunicación, como una agencia web holística, nuestro trabajo consiste a menudo en ayudar a pensar “holísticamente” desde diferentes aspectos, generalmente con visiones que nuestro “cliente” aun no ha tomado en consideración; esta labor exige poner en juego la inteligencia social, implica el todo de sus haceres, de sus planes, de sus políticas en un proceso de proyectar claridad sobre los retos. Así, lo interesante y práctico para la empresa será ir añadiendo nuevos “prismas conceptuales” a su forma holística de pensar y comunicar.